Bastián había trepado a una duna de color púrpura y no veía a su alrededor más que colina tras colina de todos los colores imaginables. Porque cada colina tenía una tonalidad que no se repetía en ninguna otra. La más próxima era azul cobalto, la siguiente amarillo azafrán, detrás relucían otras de color carmesí, añil, verde manzana, azul celeste, naranja, rosa melocotón, malva, azul turquesa, lila, verde musgo, rojo rubí, tierra de sombra, amarillo índico, rojo cinabrio y lapislázuli. Y así seguían las colinas, de un horizonte a otro, hasta donde los ojos no podían ya ver más. Arroyos de arena dorados y plateados corrían entre esas colinas, separando los colores entre sí.
-¡Esto -dijo en voz alta Bastián- es Goab, el Desierto de Colores!
[…]
Sobre la cumbre de la duna de color rojo encendido había un león gigantesco. Estaba exactamente delante del sol, de forma que su majestuosa melena le rodeaba el rostro como una corona de llamas. Pero aquella melena, y también el resto de su piel, no era amarilla, como suele ser en los leones, sino de un rojo tan encendido como el de la arena en que se encontraba.
-Yo -dijo el poderoso animal- soy Graógraman, Señor del Desierto de Colores y al que llaman también la Muerte Multicolor.
Los dos seguían mirándose y Bastián notó el poder fatal que se desprendía de aquellos ojos.
[…]
-Entonces -dijo el león-, no sólo eres el único que ha dormido entre las zarpas de la Muerte Multicolor, sino también el único que ha llorado su muerte.
Bastián miró al león, que volvía a andar de un lado a otro, y por fin preguntó en voz baja.
-¿Siempre estás solo?
El león se detuvo de nuevo, pero esta vez no miró a Bastián. Mantuvo la cabeza vuelta y repitió, con voz retumbante:
-Solo...
La palabra resonó en la caverna.
-Mi reino es el desierto... y el desierto es también mi obra. A dondequiera que vaya, todo se convierte en desierto a mi alrededor. Lo llevo conmigo. Soy de un fuego destructor. ¿Cómo podría tener otro destino que una perpetua soledad?
[…]
-Y todo eso -concluyó Bastián- sólo puede ser mientras estás petrificado. Pero Perelín lo invadiría todo y se sofocaría a sí mismo si no tuviera que morir y deshacerse en el polvo, una y otra vez, en cuanto tú despiertas. Perelín y tú, Graógraman, sois una misma cosa.
Graógraman calló largo rato.
-Señor -dijo luego-, ahora sé que mi muerte da la vida y mi vida la muerte, y que ambas cosas son buenas. Ahora comprendo el sentido de mi existencia. Gracias.
[…]
-Aquí sólo hay vida y muerte, sólo Perelín y Goab, pero no hay historias. Y tú tienes que vivir tu propia historia. No debes quedarte aquí.
-Pero, ¡si no puedo marcharme! -dijo Bastián-. El desierto es demasiado grande para que nadie pueda salir de él. Y tú no puedes llevarme, porque llevas el desierto contigo.
-Los caminos de Fantasia -dijo Graógraman- sólo puedes encontrarlos con tus deseos. Y sólo puedes ir de un deseo a otro. Lo que no deseas te resulta inalcanzable. Eso es lo que significan aquí las palabras «cerca» y «lejos». Y tampoco basta con querer marcharse de un lugar. Tienes que querer ir a otro. Tienes que dejarte llevar por tus deseos.
[…]
Bastián meditó largo tiempo y dijo luego:
-Es extraño que no se pueda desear simplemente lo que se quiere. ¿De dónde vienen realmente los deseos? ¿Y qué es eso, un deseo?
Graógraman miró al muchacho con los ojos muy abiertos, pero no respondió.
Unos días más tarde, tuvieron otra vez una conversación muy importante.
Bastián le enseñó al león la inscripción del reverso de la Alhaja.
-¿Qué significa? -preguntó-. «HAZ LO QUE QUIERAS». Eso quiere decir que puedo hacer lo que me dé la gana, ¿no crees?
El rostro de Graógraman pareció de pronto terriblemente serio y sus ojos comenzaron a arder.
-No -dijo con voz profunda y retumbante-. Quiere decir que debes hacer tu Verdadera Voluntad. Y no hay nada más difícil.
-¿Mi Verdadera Voluntad? -repitió Bastián impresionado-. ¿Qué es eso?
-Es tu secreto más profundo, que no conoces.
-¿Cómo puedo descubrirlo entonces?
-Siguiendo el camino de los deseos, de uno a otro, hasta llegar al último. Ese camino te conducirá a tu Verdadera Voluntad.
-No me parece muy difícil -opinó Bastián.
-Es el más peligroso de todos los caminos -dijo el león.
-¿Por qué? -preguntó Bastián-. Yo no tengo miedo.
-No se trata de eso -retumbó Graógraman-. Ese camino exige la mayor autenticidad y atención, porque en ningún otro es tan fácil perderse para siempre.
-¿Quieres decir que no siempre son buenos los deseos que se tienen? -trató de averiguar Bastián.
El león azotó con la cola la arena en que estaba echado. Agachó las orejas, frunció el hocico y sus ojos despidieron fuego. Bastián se agachó involuntariamente cuando Graógraman, con una voz que hizo vibrar nuevamente el suelo, dijo:
-¡Qué sabes tú lo que son deseos! ¡Qué sabes tú lo que es o no es bueno!
Bastián pensó mucho al día siguiente en todo lo que la Muerte Multicolor le había dicho. Sin embargo, muchas cosas no se pueden averiguar pensando: hay que vivirlas. Y por eso sólo mucho más tarde, cuando había vivido mucho, recordó las palabras de Graógraman y empezó a comprenderlas.
La verdad es que, como casi todo, el bien y el mal es relativo... ¿Habrá que desear sólo cosas buenas para nosotros pero que no tengan efectos negativos en los demás??
ResponderEliminarPero claro, cuando deseas algo, a veces puede haber daños colaterales insospechados que puedan afectar a otros...
Creo que tengo que vivir todavía mucho, como Bastian, para comprender las palabras de Graógraman... Uff!!! Vaya lío con esto de los deseos!! Y mira que parecía fácil...
Por cierto, que yo me lío con eso de Pelerín... No lo entiendo muy bien ese retazo de historia. Quién es Perelín??
Amaya
a claro
EliminarPerelin es el nombre del bosque que en el capitulo 13.este bosque crecia por las noches y moria de sia porque de dia salio el decuerto de goab
Eliminar¡Hola Amaya!, bienvenida al desierto :)
ResponderEliminarTe respondo a tu duda: Perelín es la enorme selva en la que se convierte el desierto de Goab cada noche, cuando Graógraman muere.
Y si quieres profundizar en ese aspecto de los deseos nada mejor que leerse el libro completo. De verdad, es una obra maestra. Cada minuto invertido en leerlo es un minuto de vida aprovechado ;)
Hola
ResponderEliminarLeón ha regresado sin problemas
Muchas gracias por este fin de semana tan especial :)
Besos y abrazos
Sergio
Agua
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